Comentario sobre la resiliencia

Es impresionante ver como las personas, a pesar de los traumas, guerras, abusos, violencia, abandonos, pobreza, familias desestructuradas, accidentes, enfermedades, eventos dolorosos sufridos incluso desde la más tierna infancia, pueden tener una evolución positiva en su adultez y pueden llevar una vida plena. La investigación se ha ocupado de entender cómo y porqué esos niños, esas personas, superan cualquier expectativa. Cuáles son sus características y como consiguen superar esos límites y esos traumas.

Werner y Smith (1982) propusieron el término “resiliencia”, que viene de la física y significa la capacidad de un cuerpo para resistir una fuerza abrupta o persistente, y volver a su forma normal, para describir la capacidad de las personas de superar las circunstancias desfavorables de la vida. El término también se utiliza en biología para describir la capacidad de auto reparación de un organismo o tejido tras un daño. Y en ecología, a mayor variedad medioambiental del ecosistema más capaces serán las especies de sobrevivir, serán más resilientes. También en informática se utiliza para describir la capacidad de un sistema operativo para adaptarse a las condiciones de uso y desgaste.

Así, esta metáfora la recoge la psicología y la sociología para referirse a la capacidad de las personas para soportar las dificultades de la vida manteniendo e incluso mejorando al mismo tiempo sus recursos personales, morales y sociales, haciendo frente a los eventos estresantes, superándolos y continuar creciendo de forma positiva.

Como explicación, la neurociencia apunta a la plasticidad del cerebro del sujeto traumatizado, reorganizando y reactivando circuitos neuronales de bienestar.

La psicología se debate entre si se trata de un rasgo de personalidad, y como tal fijo y estable en el tiempo, y que se puede medir, y los que lo consideran más un proceso dinámico y variable.

Es decir, no se nace resiliente, pero con unos factores de protección dados se puede llegar a superar las adversidades de la vida que podrían comportar un riesgo grave de psicopatología y salir transformado y fortalecido. Y seguramente son las dos cosas: en parte rasgo, y por lo tanto disposicional y en parte proceso y como tal dinámico. Lo que abre la puerta a que se pueda cultivar y modelar.

La resiliencia requiere flexibilidad para adaptarse a las circunstancias adversas, y capacidad para mantenerse, desarrollarse y crecer a pesar de las condiciones y trauma incluso apoyando al grupo que se ha visto afectado por el mismo evento.  El ambiente también puede apoyar al individuo, nutriendo desde la familia o instituciones.

Se han identificado diferentes características de la persona resiliente: la autonomía, la capacidad de resolución de problemas de forma eficaz, las habilidades sociales y las intenciones futuras, una autoestima positiva, independencia, automotivación, locus de control interno que significa que la persona interpreta los resultados como consecuencia de una acción interna y no causa de fuerzas externas sobre lo que no se tiene ningún control. Esto empodera a las personas porque reconocen su capacidad, planifican y toman acción.

Son también personas con esperanza, y piensan de manera crítica, cuestionando y no dando por hecho, también piensan de forma creativa y constructiva. Tienen objetivos claros, coherentes con sus valores, planifican, toman acción y se comprometen con el cambio. Son además personas empáticas, con sentido del humor y habilidades de comunicación.

Por el contrario, las personas con baja autoestima, dificultades para tener relaciones interpersonales positivas y saludables, rabia y agresividad, comportamientos destructivos, hiperactividad, adicciones a sustancias, expectativas inadecuadas, que es diferente de la esperanza, pobreza, desarraigo, escaso vínculo a las figuras parentales (aunque esto se podría discutir ya que precisamente personas que no han tenido ningún tipo de vínculo con figuras parentales y sí con instituciones, han mostrado resiliencia y consiguen llevar una vida plena).

A nivel comunitario la sociedad también tiene algo que decir para favorecer la resiliencia de sus ciudadanos, luchando contra la pobreza, facilitando espacios de participación, cohesión social y solidaridad desde la escuela, promocionando el bienestar de los niños y los jóvenes.

Existen diferentes modelos que intentan explicar el fenómeno:

  • Richardson, 2002, integra la perspectiva de la resiliencia como rasgo de personalidad con una base genética y biológica con la parte de proceso, aplicable a individuos, parejas, familias, escuela, comunidad y grupos, con cualidades resilientes que se nutren y se y puede volver al equilibrio reforzados después de una circunstancia adversa.
  • Kumpfer, 1999, por su lado, propone un modelo teórico con los factores influyentes:  acontecimientos estresantes, contextos ambientales, procesos transaccionales entre la persona y el medio ambiente, factores de resiliencia interna, procesos de resiliencia, adaptación y reintegración.

Y es que el estrés y sus efectos no están en función del evento en sí mismo sino de como el individuo y la sociedad lo perciben y valoran. Esa interpretación y valoración es la que hará posible una respuesta de adaptación y superación o no.

También desde la biología se apunta que la resiliencia no es solo un constructo psicológico, sino que tiene una parte fisiológica muy importante que y está relacionada con la salud física y psicológica.

Nuestra fisiología desarrolla ajustes por parte del sistema neuroendocrino, el sistema nervioso central y el sistema inmunológico para mantener la homeostasis en el cuerpo, equilibrio en los sistemas y tejidos, y estos cambios se generan cuando nuestro cuerpo está en alostasis, es decir, en respuesta a una situación estresante o exigencias del ambiente. Sin embargo, si este estado alostático, de esfuerzo de adaptación, se mantiene en el tiempo, se pueden llegar a producir daños en la salud.

Los individuos resilientes tienen más capacidad para experimentar emociones positivas, incluso en situaciones de ansiedad y estrés, con lo que reducen su activación cardiovascular, reduciendo también el riesgo de lesiones y problemas en este sistema.

También se han encontrado correlatos neuronales, una activación en la ínsula, implicada en los procesos de toma de decisiones y procesamiento de las emociones, ante los estímulos negativos permite a las personas resilientes preservar sus recursos físicos y mentales con el consiguiente bienestar físico y psicológico.

Y si la capacidad de resistir y crecer ante los embates del ambiente tiene un correlato fisiológico, también la enfermedad, como circunstancia adversa tiene se ve afectada ante la resiliencia.  Las personas positivas y flexibles pueden aceptar mejor los cambios, también en el ámbito de la salud. Convirtiendo la enfermedad en un desafío más que creen que pueden superar, lo que ciertamente incide en un mejor curso de esta. Y es que el optimismo está directamente relacionado con la mejora de la salud física y mental.

Con optimismo, los problemas se ven como solucionables, las relaciones personales son más saludables, y el buen humor definitivamente impacta en nuestro sistema inmunológico, nuestro organismo produce endorfinas y catecolaminas, y se benefician sobre todo nuestro corazón y nuestros pulmones.

Para concluir, hay que recordar que no es lo que nos pasa sino como interpretamos lo que nos pasa. Lo que hacemos con lo que nos pasa. Las emociones que podamos sentir vienen dadas por la valoración o evaluación que hagamos (appraisal) y también por como afrontamos (coping) esas situaciones adversas. Y se da una realimentación, es decir, cómo evaluamos influye directamente en la solución o problema, por lo que ese informe se revisa (reappraisal) y esta reevaluación incide en el tipo o intensidad de la emoción experimentada. Por lo tanto, la evaluación incide en el proceso de generación de emociones, que a la vez tiene un impacto en como afrontamos o solucionamos los problemas del ambiente, lo que a la vez influye en nuestras emociones, modelando y ampliando nuestra resiliencia. Con los correlatos a nivel fisiológico y de salud ya comentados. Y así con cada nuevo reto.

>>Los que estuvimos en campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias— para decidir su propio camino>>.

Viktor Frankl

Coaching Integrativo Transpersonal

Soy una psicóloga y coach que tiene la pasión y la determinación de ayudar a las personas a descubrir la tranquilidad, la seguridad si mismas y a disfrutar de la vida y sus proyecto y relaciones, a pesar de las circunstancias. Con 20 años ya de experiencia como psicóloga, continúo formándome por mi propio placer, y también por conocer diferentes herramientas con las que poder ayudar a mis clientes. Me interesan sobre todo los principios que rigen la conducta humana, y facilitar el cambio a través de la toma de conciencia.

Hace unos 10 años que empecé a formarme como Coach, porque me llamaba la atención la posibilidad no solo de actuar como psicoterapeuta cuando hay un síntoma o un diagnóstico, algo que no va bien, sino también ayudar a las personas a dar un paso adelante en sus vidas, hacia su mejor versión o, como digo yo, hacia su verdadera versión. Y con ello, poner un granito de arena para un mundo mejor.

En estos momentos, estoy involucrada de lleno en una formación de Coaching Integrativo Transpersonal (CIT). El CIT es una fusión entre el Coaching y un tipo de terapia que se llama Transpersonal, porque busca la integración holística del ser, cuerpo, mente, emociones, y energía, espiritualidad. Se utilizan varias técnicas (desde las más cognitivas, también la programación neurolingüística -PNL-, a las más energéticas) para, una vez se conecta con las capas más profundas del ser, poder hacer cambios estratégicos que permitan a la persona conseguir sus metas y el desarrollo personal deseado habiendo integrado aprendizajes del pasado con el presente para crear su futuro.

Se trabajan los conflictos internos que están impidiendo esos resultados, que tienen origen en una creencia raíz que luego se ha desarrollado en un mapa de creencias que guían a la persona con un programa o piloto automático, sin cuestionárselas, y alejándolas de su esencia. En CIT llevamos a la persona a enfrentarse a esa creencia y transformarla desde el corazón, con las diferentes técnicas que conforman el método COREM ENERGY, creado por Feli García, y que es la parte central de CIT. Una vez desmontada esa creencia y de trascender el ego a través del autoconocimiento, el cliente puede liderar su vida de una forma más saludable y consciente y con una versión integrada de todas sus partes.

Después de toda esta explicación de quien soy y lo que estoy haciendo ahora, puedo concluir con lo que soy en realidad: un ser humano con un cuerpo y una experiencia física y limitada, con unas creencias también, y con una parte intangible, intocable e ilimitada, que forma parte de un todo más grande, la conciencia o la naturaleza, como lo quieras llamar, energía.   Que todas somos lo mismo, con diferentes aprendizajes, diferentes partes de la misma estrella. Y todas las personas podemos brillar, y tú también, y ahí es donde entra el Coaching, y en especial el CIT, desmantelando las sombras que pueda haber sobre nosotras, ayudando a revelar tu verdad, tu luz, tu voz, y poder vivir y conseguir tus metas vitales, alineada con tu sentido, tu esencia y tu corazón.

Semana Mundial del Parto Respetado 2021

En esta semana tomamos consciencia de aquellas prácticas y aparatos introducidos que, con la supuesta intención de mejorar las condiciones de los partos, suponen una vulneración de los derechos de la mujer y del bebé. El trauma obstétrico es una lacra de una sociedad medicalizada y en la que se infantiliza y cosifica a la mujer. Que el parto sea por naturaleza doloroso, no implica que tenga que ser traumático.

http://www.asociacionpsicologiaperinatal.es/2021/05/21/semana-mundial-del-parto-respetado-2021-comunicado-aepp/

Psicoterapia Online

Desde el inicio del confinamiento por la pandemia COVID-19 nos hemos ido acostumtrando a más y más servicios online. Los tratamientos psicológicos no se han quedado atrás, aunque era una alternativa que ya existía desde que técnicamente es posible. Era una manera de que personas que no pueden salir de casa por su trastorno de ansiedad o depresión o de otro tipo pudieran acceder a un tratamiento psicológico. Además, al ahorrar el tiempo de transporte, facilita el acceso a tratamientos a personas que por su ocupación o localización no se podrían permitir un tratamiento. Se ha llamado telepsicología, ciberpsicología o psicoterapia online. Se realiza por teléfono o videollamada y se combina con mensajes o correos electrónico para seguimiento de las pautas, aclaración de dudas, etc.

El psicólogo o la psicóloga deberá valorar la terapia online no está indicada en cada caso concreto, siguiendo las guías y recomendaciones disponibles (por ejemplo: menores, trastornos mentales graves, con riesgo de suicidio, adicciones…) así como valorar si la persona con ansiedad social se beneficiaría más de asistir presencialmente a la consulta para evitar el aislamiento y reforzar las habilidades sociales.

Los resultados de la terapia cognitivo conductual online son equiparables a la presencial, aunque se recomiendan algunos encuentros físicamente para establecer una buena relación terapéutica. Los precios, duración y frecuencia de las sesiones son equivalentes a las sesiones cara a cara.

Es preciso que tanto terapeuta como cliente cuenten con un buen equipo técnico, cámara, internet… puede ser un móvil o tableta, y, por supuesto, que ambos/as se manejen bien con ello.

Es importante que haya una buena visibilidad, al menos de cintura para arriba, para observar la comunicación no verbal. Se realiza un pacto por escrito con consentimiento informado sobre la privacidad de datos personales y el uso que se va a hacer de los mismo.

El COPC propone el siguiente modelo para que cada psicólogo/a lo adaptemos a nuestra consulta y situación individual.

https://www.copc.cat/adjuntos/adjunto_16539/v/Mostra%20de%20consentiment%20informat%20COPC.pdf?tm=1594109208

Desimportancia: cuando pensabas que te iba la vida con ello … y no es para tanto

A veces el lenguaje que utilizamos para explicarnos nuestra conducta y el mundo nos lleva a un túnel sin salida de tensión, de miedos, de amenazas… pero es solo nuestro pensamiento, son juicios sobre como deberíamos ser y como deberían ser las cosas, es como nosotros afrontamos las circunstancias, como nosotros interpretamos la realidad. Si todo es malísimo, fatal, horrible, nos mata… pues así nos vamos a sentir y en consecuencia así vamos a actuar: con alta probabilidad, de una manera poco saludable ni adaptativa, desde la angustia no se consiguen los resultados que deseamos desde el corazón. Es la “terribilitis” en palabras de Rafael Santandreu https://www.rafaelsantandreu.es/libros. Pero démonos cuenta de que todo eso parte de un lenguaje interno y externo nuestro, como pensamos y como hablamo, y que ese lenguaje viene definido por aprendizajes que condicionan nuestras creencias. Nadie nace sufriendo porque algo que hayamos subido a las redes no tenga la respuesta que esperamos ni agobiandose ante una presentación a cliente. Esas cosas se aprenden, y en algún momento tuvo sentido para nosotros o para quien nos lo enseñó desde su mejor intención. Sin embargo, la importancia que le damos a esa respuesta sobre el valor de nuestra persona, sobre nuestra propia supervivencia, es lo que determina nuestro sentir y nuestra conducta. Podríamos decir que cuando nos sentimos amenazados, bloqueadas, angustiados, estresadas… es debido a que estamos dando una importancia exagerada e irracional a lo que nos sucede, a las circunstancias externas y a los eventos internos. Y generalmente será en un sentido negativo hacia nosotros mismos, los demás y el mundo. Es decir, creemos que algo estamos haciendo mal, creemos que los demás son injustos o que el mundo no funciona como a nosotros nos gustaría, y que todo eso es muy importante para nuestra supervivencia. Cambiar nuestras creencias irracionales y nuestros sistemas de afrontamiento limitantes es posible, sí. También es posible regular el nivel de importancia que damos eso que nos parece tan terrible (una opinión nuestra o de los demás, un pensamiento, lo dicho o un hecho), es decir, practicar la desimportancia, y centrar nuestros recursos y nuestra energía en lo verdaderamente importante: vivir este momento, momento a momento, sin juicios, con aceptación y amor incondicional hacia nosotros mismos y lo que nos rodea.

La Vida

BERT HELLINGER, psicoterapeuta y escritor alemán creador del método terapéutico “Constelaciones familiares” escribió:

“La vida te decepciona para que dejes de vivir con ilusiones y veas la realidad.

La vida destruye todo lo superfluo hasta que quede solamente lo importante.

La vida no te deja en paz, para que dejes de culparte y aceptes todo como “es”.

La vida va a retirar lo que tienes, hasta que dejes de quejarte y empieces a agradecer.

La vida envía personas conflictivas para curarte, para que dejes de mirar hacia fuera y empieces a reflejar lo que eres por dentro.

La vida te permite caer de nuevo y de nuevo, hasta que decidas aprender la lección.

La vida te quita del camino y te presenta encrucijadas, hasta que dejes de querer controlar todo y fluyas como un río.

La vida pone a tus enemigos en la carretera, hasta que dejes de “reaccionar”.

La vida te asusta y te asustará cuantas veces sea necesario, hasta que pierdas el miedo y recuperes tu fe.

La vida te distancia de las personas que amas, hasta que entiendas que no somos ese cuerpo, sino el alma que contiene.

La vida se ríe de ti muchas y muchas veces, hasta que dejes de tomar todo tan en serio y puedas reírte de ti mismo.

La vida te rompe en tantas partes cuantas sean necesarias, para que la luz penetre en ti.

La vida te enfrenta a los rebeldes, hasta que dejes de tratar de controlar.

La vida repite el mismo mensaje, si es necesario con gritos y tapas, hasta que finalmente lo escuches.

La vida envía rayos y tormentas, para despertar.

La vida te humilla y a veces te derrota de nuevo y de nuevo hasta que decidas dejar que tu ego muera.

La vida te niega bienes y grandeza hasta que dejes de querer bienes y grandeza y comiences a servir.

La vida corta tus alas y poda tus raíces, hasta que no necesites alas ni raíces, sólo desaparezcas en las formas y tu ser vuele.

La vida te niega milagros, hasta que entiendas que todo es un milagro.

La vida acorta tu tiempo, para que te apures en aprender a vivir.

La vida te ridiculiza hasta que te hagas nada, nadie, para que entonces te convierta en todo.

La vida no te da lo que quieres, sino lo que necesitas para evolucionar.

La vida te lastima y te atormenta hasta que sueltes tus caprichos y berrinches y aprecies la respiración.

La vida te esconde tesoros hasta que aprendas a salir a la vida y buscarlos.

La vida te niega a Dios, hasta que lo veas en todos y en todo.

La vida te despierta, te poda, te rompe, te decepciona… pero créeme, eso es para que tu mejor yo se manifieste… hasta que sólo el amor permanezca en ti”.

Bert Hellinger

El Perdón

“El pasado ya sucedió, perdonar significa renunciar a toda esperanza de un pasado mejor”. JACK KORNFIELD

¿Por qué necesitamos perdonar? Para dejar de vivir en el pasado, y volver a vivir.

¿Por qué necesitamos que nos perdonen? Para dejar de vivir en el pasado, y volver a vivir.

Es cierto que quien más se beneficia del perdón es quien perdona. El “ofensor” puede ni llegar a tener constancia de ese acto. El perdón, me afecta en primera persona, independientemente del otro.

Podemos pensar que el perdón exige una disculpa, pero también es independiente de ella.

El perdón se activa como una fortaleza que nos permite dejar atrás el sufrimiento y el rol de víctima, nos permite asumir el control y reafirmar el poder personal. Fred Lusking, investigador en Stanford, ha encontrado que perdonar reduce la rabia, el estrés, con sus correlatos físicos, la ansiedad, incrementa el optimismo, la resistencia a las enfermedades, mejora el funcionamiento interpersonal, y la calidad del sueño entre otros beneficios.

Es cierto que el perdón disminuye la depresión y aumenta el optimismo. Y podemos entender que también tiene sus efectos en el campo de la salud física. También mejora las relaciones interpersonales, lo cual favorece el apoyo social que repercute de nuevo en el campo psicológico y físico.  Que el perdón tiene efectos positivos sobre uno mismo es un hecho, más que sobre la persona objeto del perdón o causa del agravio.

Dejar atrás el resentimiento, dejar atrás la venganza. Perdonar como liberación de limitaciones, obstáculos, sufrimientos, en ese sentido beneficia al que perdona, el que ofende puede ni enterarse o ni estar ya su cuerpo físico entre nosotros. Quizá ni siquiera sea consciente del daño que significó para nosotros.

Perdonarse a si mismo sigue el mismo proceso y tiene las mismas consecuencias.

Reconozcamos que los seres humanos somos falibles e irremediablemente en algún momento fallaremos a alguien, nos fallarán, haremos daño o nos harán daño, o nos haremos daño a nosotros mismos.

Reconozcamos también que el sufrimiento es parte de la experiencia humana, como también lo es la capacidad del corrección del rumbo de nuestras decisiones, en cualquier momento podemos tener un pensamiento nuevo, fresco, y también lo es la toma de responsabilidad sobre nuestras acciones.

El perdón es un soltar que consiste en enfrentar y reconocer la realidad, tomando consciencia, imaginando la perspectiva de otra persona, es decir, tomando distancia, y a la vez empatizando con su sentir, observando las consecuencias de tomar la iniciativa y la acción del perdón para uno mismo y el entorno, comparado con la opción de seguir en el victimismo y esperar que los otros cambien.

Pedir perdón conlleva la misma secuencia: reconocer el daño causado, empatizar con la emoción de la otra persona por las consecuencias de nuestros actos, asumir responsabilidad, no solo pedir perdón sino tomar acción para compensar el daño si es posible.

Perdonar es un soltar que se puede entrenar, por ejemplo perdonando pequeñas ofensas cada día (un pisotón que nos dieron sin querer) e ir perdonando cada día creciendo en intensidad llevando un diario o registro, hasta perdonar aquella gran agresión u ofensa, aquello que nos cambió la vida, si es el caso.

Y el mismo procedimiento para pedir perdón, empezar por pequeñas cosas, llevando un registro, hasta llegar a aquello que hicimos que nos quita el sueño y la paz mental. Repito, a veces el ofensor o la víctima ya no pueden recibir directamente la acción, pero podemos llevar a cabo la práctica igualmente.

El mindfulness como técnica de regulación emocional es una herramienta excelente para la práctica del perdón, situándonos en el presente, asumiendo el pasado y mirando al futuro con esperanza.

Perdonar no significa aprobar ni olvidar. Perdonar significa amarse, cuidarse y vivir en paz.

Os dejo el poema de Jeff Foster para continuar la reflexión:

<<Un momento para perdonar>>

No trates de perdonar.
Perdonar no es un ‘hacer’.
Simplemente acepta que este momento es exactamente como es en este momento.
Y el pasado fue como fue.

Acepta tu falta de aceptación en el presente.
Perdona tu incapacidad de perdonar.
Siente tu aliento, las sensaciones en tu cuerpo, la vida que arde con todo su esplendor en ti.

Todos están dando su mejor esfuerzo, incluso cuando parezca que no es así.
Todos están soñando o teniendo una pesadilla, luchando con un dolor que quizás nunca llegues a entender.
No tienes que tolerar sus acciones.
Tal vez tú no seas capaz de despertarlos.
No tiene que gustarte lo que ha sucedido.

Simplemente suelta la ilusión de que pudo haber sido de otra manera.
Tú eres diferente ahora, de todos modos.
No te enfoques en algo sobre lo que no tienes control.
El pasado es una tierra lejana.

Vuelve tu atención a este momento, tu fuente de verdadero poder.
Tu lugar de conexión.

Despierta del sueño de que alguien tiene algún poder para quitarte tu paz interior.

Suelta la necesidad de tener la razón.
Abraza la necesidad de ser libre.
Sal de la historia de ‘mi vida’.
Reclama el momento.

Sé aquí, en tu nueva vida.
Aventúrate en este nuevo día.

Esto es perdonar.

Superando crisis

Parece que estamos saliendo de la crisis del COVID19, aunque todavía no en todas las zonas del planeta y con rebrotes por venir, y está claro que la crisis económica y social solo está empezando. Sean crisis globales como la que estamos viviendo o sean crisis más bien locales o personales como las que vamos a vivir sin duda, es posible no solo superarlas sino salir fortalecidos y fortalecidas. Y sabemos que es posible porque si solamente una persona lo consigue, es que está en el mundo de posibilidades para todos y todas.

Empecemos por las reacciones que podemos tener ante una dificultad o situación crítica, que simplificando pueden ser de miedo o ansiedad, con agitación, con paralización o bloqueo o, por el contrario, de crecimiento personal y contribución a los demás o a la sociedad. Todos nos inclinaríamos a elegir si pudiéramos, esta última opción, y como he dicho antes, hay quien lo consigue y no con una fórmula de cuatro pasos sino con un cambio de chip o de programa. Cambiar de un programa de limitación y bloqueo a un programa de crecimiento y expansión, que pasa mucho por la aceptación,  con amor y paciencia, a la que se suma la toma de acción con intención, alineada con tus valores más profundos, y diligencia.

Vayamos al detalle. Respira profundamente las veces que sea necesario hasta lograr serenidad y relaja tu cuerpo lo más que puedas. Deja descansar a tu sistema nervioso y sácalo de los automatismos y limitaciones. Es el primer paso para pensar con claridad, que es muy necesario cuando queremos tomar buenas decisiones en situación de crisis o situaciones que se podrían categorizar como adversas.

Ahora vayamos a nuestro pensamiento, al lenguaje interno, que también va a ser crucial para condicionar nuestras acciones y nuestro estado de ánimo, en la vida diaria en general y en especial en momentos de crisis, de cambios, de incertidumbre. Estaremos de acuerdo que las palabras clave empoderantes serán tales como esperanza, curiosidad, apertura, afirmaciones positivas y constructivas.

Un aspecto importante es tomar consciencia tanto de lo que pasa a nuestro alrededor, observando con objetividad, sin juicio, como de lo qué está pasando en nuestro interior, a nivel físico, emociones que notamos en el cuerpo, tensiones, y en nuestra pantalla mental, también observando sin entrar en valoraciones, cual es nuestra experiencia momento a momento.

Ante cada situación adversa habrá diferentes posibilidades de respuesta, que no reacción, o incluso no respuesta ¿Cómo elegir la opción más saludable, más creativa, que abre más oportunidades?

La reacción de ansiedad y bloqueo es bastante automática e instintiva, va a ocurrir. Nuestro instinto de conservación va a tender a limitarnos con este tipo de reacciones. Es bueno saber que eso va a pasar y que necesitamos un nivel de conciencia elevado para poder notar y observar con perspectiva y sin juicio esa resistencia.

Tenemos que saber que el hecho de que sea instintiva y automática no quiere decir que sea nuestra reacción natural, sigue siendo una respuesta aprendida y condicionada que nos ha sido útil a nosotros individualmente o como especie en algún momento. Además, es una reacción de lo más normal si lo que habita en nuestro pensamiento y en nuestra pantalla mental es catastrofista, fatalista, falto de esperanza.

Notemos ese lenguaje interno que nos resta y nos drena la energía, y cuestionemos si es la única alternativa, si verdaderamente nos ayuda en este momento. Seguramente no es el caso si nuestro sentir es incómodo.

Nuestra naturaleza incondicional es mucho más creativa, más generativa, podemos conectar con esa naturaleza para responder de una manera más consciente a las necesidades actuales del ambiente. Abrir nuestro pensamiento, y solo cuando nuestro sentir y nuestro estado de ánimo sea más neutro o incluso energizante será una señal que hemos salido del papel de víctima de la situación, que es el papel en el que nos pone esa manera limitada de pensar, y hemos entrado en un papel de agente empoderado, creativo, y fortalecedor para uno mismo, para los que están a nuestro alrededor y para la sociedad.

Volvemos a respirar profundamente, relajar nuestro cuerpo, observar la situación, nuestras sensaciones internas y nuestro pensamiento, sin juzgar. Si tenemos que tomar una decisión, podemos cuestionarnos, qué acción puedo tomar que sea creativa, constructiva, que dé resultados positivos a mi y a los demás. Seguramente, solo habrá una acción a tomar aquí y ahora, o puede que ninguna, y está bien.

Recordemos los recursos innatos y poderosos, la resiliencia que todos los seres humanos tenemos, que hemos visto en acción en nosotros mismos en alguna ocasión o que hemos visto en nuestros semejantes, y que potencialmente también están en nosotros.

Es lo que se ha dado en llamar “reinventarse”, y que yo desglosaría en re- es algo que ya hemos hecho alguna vez, por lo tanto, lo sabemos hacer, inventar-crear algo de cero y sin límites y -se, reflexive y refuerza, con uno mismo y para uno mismo.

En definitiva, la respuesta a la pregunta cómo reaccionar, sería con actitud de apertura para observar la situación con claridad, serenidad para acceder a nuestros recursos internos, confianza en nuestras capacidades y sabiduría, y esperanza para vislumbrar posibilidades, creatividad y responsabilidad para tomar acción y decisiones que sean positivas y beneficiosas para nosotros y la sociedad, lo cual es útil en general, pero tiene un mayor impacto y ventaja en situaciones de crisis.